Senderismo

La Naturaleza siempre ha sido mi gran aliada, pues siempre ha sanado mi alma y espíritu, cuerpo y mente, al tiempo que ha sido una guía y una gran inspiradora en momentos de duda y despiste.

Me gusta salir al campo y a la montaña, y estar en contacto con la Naturaleza, para nutrirme y llenarme de Vida. Bien paseando por el campo durante un día entero, bien estando en la playa, en la montaña, montando en bici, etc. Es esta la manea más certera de no perder mi conexión con el mundo exterior, que en última instancia es el que me sana-eleva-posiciona en mi camino hacia el despertar de la Consciencia-Evolución. Y los espíritus elementales que existen en la Naturaleza (y que constantemente nos hablan y siento), no son sino la última frontera de mi conexión con lo “invisible”.

En la Naturaleza mi cuerpo es un “diapasón” que resuena con los cambios repentinos de mi ser interior, y en su resonar constituye otro modo de “ver” la verdadera realidad. Puedo engañar a mi mente, pero nunca a mi cuerpo. Cuerpo que me sostiene y con el que me realizo.

Por otro lado, mi mundo es una realidad mágica y las cosas no siempre son como a mi mente consciente le parecen. De hecho, la mente racional es incapaz de entender en su totalidad la realidad de mi mundo, pues ahora más que nunca nuestra desconexión con todo aquello que está vivo en el planeta es más evidente que nunca, al no haber dado aún el salto desde la Conciencia de separación que tanto tiempo hemos mantenido, hacia una nueva Consciencia de Unidad.Un mundo que avanza en veloz espiral, y que a veces se agrieta causando dolor y paisajes de destrucción.

Hubo una época antigua en que las personas poseían la capacidad de oír las voces de la Creación. Quizá podrían ayudarnos las siguientes acciones: 1) Detener la cháchara interna de nuestra mente. De no poder conseguirlo, simplemente podemos dedicarnos a observar los pensamientos o la respiración sin identificarnos con ellos. 2) Permitirnos transitar el momento presente de manera expandida y amplia, sin limitaciones. 3) Pasar de la mente al corazón, o lo que es lo mismo, de nuestra función de pensar a nuestro estado natural de sentir. 4) Hablar en voz baja a la Naturaleza (a las plantas, a los animales, al viento, etc.), explicándoles lo que nos gustaría que hicieran, o bien lo que desearíamos hacer por ellos; al tiempo que les podemos mandar unas imágenes que se pueden corresponder con aquellos sentimientos que resuenan en nosotros. Las imágenes son el modo de comunicación más universal que existe. 5) Enviar amor, junto con sentimientos de aprecio y gratitud. 6) Esperar a ver qué es lo que sucede.

Dice Osho estas bellas palabras que tanto me gustan:

“A menos que encontremos nuestro verdadero hogar, debemos seguir viajando. Y lo más sorprendente es que el verdadero hogar no está tan lejos.

Hacemos muchos hogares y nunca observamos el verdadero hogar. Los hogares que hacemos son todos arbitrarios, todos son castillos en la arena o palacios con naipes: simples juguetes con los que divertirnos. No son hogares de verdad, porque la muerte los destruye todos.

La definición de hogar de verdad es aquel que es eterno. Solo dios es eterno, todo lo demás es temporal. El cuerpo es temporal, la mente es temporal, el dinero, el poder, el prestigio… todo es temporal. No alcéis vuestro hogar en estas cosas. No estoy en contra de ellas. Utilizadlas, pero recordad que únicamente son una posada. Son buenas para pasar la noche, pero por la mañana debemos irnos.

A menos que encontremos nuestro verdadero hogar, debemos seguir viajando. Y lo más sorprendente es que el verdadero hogar no está tan lejos. No dejamos de pasarlo por alto porque está muy cerca, ni siquiera está cerca, se encuentra dentro de nosotros mismos.

Buscadlo dentro. Aquellos que lo han hecho siempre lo han encontrado”.