Meditación

Swami Vishnudevananda decía que:“De la misma manera que no se puede enseñar a nadie cómo dormir, no es posible tampoco enseñar a alguien cómo meditar”. Pero también decía en su libro: Meditación y mantras que: “En la medida que podemos explicar a alguien la forma de conciliar el sueño (aunque no podamos dormir por otros y otras), perfectamente podemos explicar cuáles son los pasos que nos conducen a la experiencia de la meditación”.

Meditación que puede definirse como una práctica o un proceso espiritual donde el practicante se dirige a su interior, valiéndose de distintas técnicas de unificación de las tres puertas (postura, respiración y atención), tratando así de disipar progresivamente los estados de espíritu groseros perturbados por las pasiones y la mente discursiva, con el fin de recorrer los estadios de recogimiento que conducen al último despertar.

La meditación es una herramienta, un recurso que permite parar la mente, estabilizar las emociones, así como aprender a disfrutar del silencio con la intención de crear momentos de calma y bendición.

Es una práctica en la que todavía existe un gran desconocimiento, incluso se cree que es sólo para personas con inquietudes religiosas, quizá simplemente porque las experiencias más conocidas hasta ahora vienen, principalmente de lo místico. Sin embargo, actualmente, hay muchas personas que se van acercando (independientemente de sus creencias, roles y ámbitos en los que se desempeñan) queriendo conocer y experimentar que puede aportar esta práctica a sus vidas.

Cuando hace ya algunos años empezaba a meditar una vez pude oír antes de empezar la clase: “meditar es abrir un paréntesis en la actividad cotidiana para sentir el corazón”. Y mis compañeros decían: “invita a desarrollar la auto observación, al tiempo que amplia la conciencia que te permite hacer cambios necesarios”. En verdad, yo nunca supe cómo entender aquello, ni tampoco cómo darle forma en mi mente siempre dispersa y siempre preparada para la acción y el combate para conmigo mismo.

Con el tiempo descubrí que la meditación es una experiencia que no se puede describir con palabras, pues cualquier experiencia ordinaria está limitada por el tiempo, el espacio y la causa. Toda experiencia común que sea finita, sujeta a términos de pasado, presente y futuro, no puede ser nunca algo trascendente; pues los mencionados conceptos de tiempo son ilusorios al no tener permanencia: el presente, siempre inmensurable, pequeño y escurridizo, no puede ser atrapado. En cambio, en el estado meditativo se trascienden todas las limitaciones, al no existir el pasado y el futuro; sino únicamente las conciencia del “yo estoy” en el ilimitado y eterno “ahora-presente”.

En el Gita, Arjuna se encuentra a sí mismo en una situación muy crítica e informa a Sri Krishna de que la mente está muy inquieta y turbulenta. De hecho es muy difícil de reprimir, como el viento que pasa. La respuesta fue que la práctica constante (del Kriya Yoga), unida al desapego (vairagyam), podrían poner la mente bajo control.En los Yoga Sutras encontramos: “Mediante la práctica constante y el desapego surge el cese de la identificación con las fluctuaciones de la consciencia”, I.12.

La meditación es actualmente una de las mejores herramientas que posee la humanidad para poder conectarse con su esencia divina, para así poder dar un salto cuántico importante hacia un nuevo despertar. Humanidad,que tal como parece ser en el momento presente, no es sino un manojo de pensamientos e incoherencias que pueden ser sustituidas por otras mejores en un abrir y cerrar de ojo.

La meditación requiere práctica y paciencia, pero nunca esfuerzo mental o físico. Puede practicarse en la quietud o en el movimiento, en el silencio o en medio del ruido. Por ejemplo, no es inusual para quien tiene experiencia en meditación, hacer sus quehaceres diarios en estado meditativo, e incluso existen técnicas que involucran moverse al compás de la música o de un ejercicio intenso. Lo común en todas estas maneras de meditar es la búsqueda de un silencio interno donde la persona se centra en el presente sin ninguna distracción mental.

Nosotros trabajaremos a la manera tradicional, sentados y recibiendo instrucciones precisas en cada momento. Estas técnicas se acompañan de bandas, mudras y kriyas a fin de poder hacer más rico y apetecible las diferentes técnicas de meditación que existen.

Si perseveramos y trabajamos con constancia y empeño, la práctica de la meditación posee infinidad de beneficios a muchos niveles, como por ejemplo: promover estados profundos de relajación, de regulación e incluso, de desbloqueo de la respiración; es capaz de ajustar la presión arterial, aliviar dolores de cabeza y las migrañas; disminuye el ritmo cardiaco ayudando al corazón, al tiempo que calma y controla, por ejemplo, los ataques de pánico o ansiedad; mejora el ciclo vital; alivia el insomnio y reduce el estrés; puede aumentar la capacidad de concentración desarrollando la creatividad y la intuición, mejora la comunicación entre los dos hemisferios del cerebro; ayuda en casos de adicción y reacciones violentas; aumenta la producción de serotonina regulando los estados de ánimo; alivia casos de depresión; promueve la compasión y empatía; reduce las probabilidades de ataques al corazón; aumenta longevidad; reduce la necesidad de medicamentos; mejora las relaciones interpersonales; regula procesos inflamatorios; fortalece el sistema inmune; regula las hormonas, desarrolla la capacidad intelectual; aumenta la relajación muscular y mejora la capacidad de encontrar soluciones a cada problema.En definitiva, promueve la paz interior, balancea los chakras y genera sentimientos de felicidad.

Con frecuencia confundimos la meditación con técnicas de relajación, visualización o incluso concentración. A veces las fronteras no son muy precisas, y aunque la relajación es necesaria para meditar y también una consecuencia de ello; la meditación es algo más profundo y sublime. Y aunque al meditar nos concentremos en la experiencia en sí (o quizás tengamos revelaciones en forma de imágenes), éstas son más bien una consecuencia del estado meditativo en que estamos, que la intención o descripción de éste.

Decía Osho que: “La meditación es el estado natural que la humanidad ha perdido, siendo un paraíso que aún se puede recuperar”. Él afirmaba que: “Una persona meditativa es aquella que ha comprendido que da igual que alguien le necesite o no, porque ella es amor en sí misma. Ella es su propio gozo, no depende de nada ni de nadie para ser feliz. Esta es la única libertad posible”.

Para él la meditación era la única respuesta a todas las preguntas de la humanidad, y afirmaba: “Puede tratarse de frustración, puede ser depresión, tristeza, sin sentido, angustia, muchos pueden ser los problemas, pero la respuesta es una. Meditación es la respuesta”. También afirmaba: “Para mí el primer fundamento de la vida es meditar, todo lo demás es secundario. Meditar significa entrar en tu inmortalidad, entrar en tu eternidad, entrar en la divinidad”.

Y ya para terminar Paramahansa Yogananda afirmaba: “La meditación es el método mediante el cual debes procurar elevarte por encima del engaño y conocer tu verdadera naturaleza. Si puedes permanecer en este estado de conciencia tanto durante tus actividades como en la meditación, sin dejarte perturbar por las experiencias engañosas, trascenderás entonces este mundo onírico de Dios. Para ti entonces el sueño habrá terminado”.

Tenemos que dominar a la mente inferior con la mente superior. Conquistar a la mente es conquistar al mundo, ya que la mente y el mundo no son sino el anverso y el reverso de la misma y única cosa. Seamos el testigo de la mente, que es, como dicen las escrituras: “Un mono desquiciado picado por el escorpión de los celos, borracho por el vino del egoísmo, poseído por el demonio del orgullo, y vagabundo sin destino por la jungla del mundo”.